EL CASO DE CÓRDOBA CAPITAL
Actualmente, en lo que va desde 1880 al 2001, las migraciones de países limítrofes y del Perú, fueron las más propensas a desarrollarse en nuestro país. Desde los 80´ personas provenientes de Bolivia, Perú, Chile y Paraguay llegaron a nuestro país favorecidos por el cambio, con un "uno a uno" tentador que por supuesto cayó con la crisis del 2001. La búsqueda de una mejor vida ante la pobreza y falta de empleo en sus naciones de orígen, fue otra de las cuestiones que hicieron que personas de dichos países tomaran la decisión de venir a vivir a la Argentina.
Son muchos los prejuicios que existen en Córdoba con respecto al/la extranjer@ proveniente de países empobrecidos. (Como si acá no hubiera lugares empobrecidos). Hay peruan@s que dicen ser excluid@s en el proceso de selección laboral por el sólo hecho de ser peruan@s. Hay también quienes dicen sentirse agredid@s ante reclamos de cordobes@s argentin@s que l@s culpan por la falta de empleo al decirles que "vienen a quitarle el trabajo a la gente".
Excluid@s o no, l@s migrantes peruan@s son quienes hacen los trabajos que l@s cordobes@s no queremos hacer. Son ell@s, trabajador@s en negro y mal pag@s. Existen además, quienes se aprovechan de su bajo costo en mano de obra para explotarl@s. Su situación laboral hace que l@s tiempos libres sean escasos, las mujeres, en su mayoría al terminar la jornada de trabajo continúan trabajando en la casa mediante las tareas hogareñas y el cuidado de l@s niñ@s. La mayoría de ellas trabajan en casa de familia, cama adentro. Los hombres, en cambio, se desempeñan en la construcción, algunos con jornadas laborales superiores a las ocho horas diarias.
Si hablamos de racismo y discriminación, también podemos verlos reflejados entre nuestr@s propi@s compatriotas. El poder adquisitivo, la capacidad de consumo de primeras marcas, la música que se escucha, la manera de vestir, de hablar, el lugar del país de dónde se proviene (en especial del norte), la comunidad a la que se pertenece ya sea villa, barrio, country, pueblo, religión. También la orientación sexual, el ser mujer, la discapacidad o "capacidad" y ni hablar si se es analfabeto o perteneciente a un pueblo originario (porque también existen), resultan todas ellas insignias, estigmas o distinciones que ponen distancia, excluyen o incluyen. Muchas de ellas son estrategias de distanciamiento de un@s con respecto a otr@s y logran entrever mecanismos discriminatorios, muchas veces ocultos o disimulados.
Cuando hablamos de respeto a la diferencia, de libertad de expresión, de igualdad social, de diversidad cultural y social, estamos hablando de prácticas concretas de la vida cotidiana y de por supuesto leyes que amparen a las minorías. Como argentin@s cordobes@s, por lo que veo y escucho en comentarios como "negro de mierda", "bolita", "peruca", "puto", "puta", "mina tenía que ser", advierto que aún falta mayor intercambio entre las personas que son diferentes a nosotr@s y mayor diálogo y respeto. Argentin@s, latinamerican@s e hijos de la conquista, aún estamos mirando el "primer mundo" como lo rico y nuestra América como la pobre. Sin embargo, habría que pensar que riqueza no se traduce sólo en términos económicos, riqueza es también diversidad. A mi entender, nuestra oportunidad como cordobes@s (sin irnos muy lejos) reside en aprender a convivir y compartir con la diferencia y encontrar los puntos que nos unen con nuestros vecinos.
- ¿De qué parte de Perú es usted?
- Del Callao.
- ¿Por qué eligió Córdoba para vivir?
- Porque allá en Perú no hay trabajo para la gente mayor y porque la situación económica está muy mal. Me vine
en la época en la que el peso argentino estaba igual que el dólar. Pero ahora es diferente, ahora estamos igual que allá.
Una entrevistada
- _Las personas que vienen acá, mayormente se vienen a trabajar de empleadas domesticas, las mujeres mas que todo ¿no? Y a veces por ser peruanas... tienen la piel como bronceada... allá les llamamos trigueñas.. y bueno, como la gente de acá en general son blancos, los de Bs. As. que han sido inmigrantes de Italia ¿no?, generalmente son blancones, altos y de ojos claros. Se sabe fácilmente quién es de Perú por la piel y a veces menosprecian al peruano sólo por el color de la piel, como si sólo por eso fuera... como si no fuéramos personas, o sea, nos tratan mal sólo por el color de piel... y también por el dinero que tienen. Por tener más dinero, las personas que no tienen dinero no son nada.
Una entrevistada.
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